El drenaje es fundamental para facilitar la salud y estabilidad del suelo. Su función principal es eliminar el exceso de agua, evitando encharcamientos que podrían dañar las plantas, los cultivos, e incluso la infraestructura de la tierra. Al permitir que el agua se drene adecuadamente, el drenaje ayuda a que las raíces de las plantas reciban oxígeno y nutrientes de manera eficiente, promoviendo un desarrollo sano
Además, un buen sistema de drenaje previene problemas de erosión, mantiene la calidad del suelo y ayuda a controlar los niveles de salinidad, especialmente en zonas agrícolas. Con estos beneficios, el drenaje facilita una tierra más fértil, estable y productiva, optimizando tanto el cultivo.
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