La geografía teorético — cuantitativa

lunes, 6 de diciembre de 2010

A partir de la década de 1950, la geografía conoció una profunda crisis en Inglaterra y Estados Unidos que desemboco en la creación de la denominada geografía teorético – cuantitativa o simplemente “nueva geografía”. La aparición de esta nueva geografía coincide con tendencias parecidas de crisis y cambio en otras disciplinas, especialmente dentro del campo de las ciencias sociales. La base común de todos esos cambios es el retorno a un neopositivismo filosófico, es decir, se reivindica un único método científico válido para todas las ciencias con independencia de su objeto de estudio, se rechazan los procedimientos cualitativos frente a los cuantitativos, se pone el énfasis en la construcción de modelos y la búsqueda de leyes y se aboga por cierto reduccionismo naturalista y más concretamente fisicalista.
Dentro de la geografía un hito significativo será la publicación en 1953 del artículo de F. K. Schaefer Excepcionalismo en Geografía. Schaefer atacaba duramente a la concepción regional, especialmente tal y como la expuso R. Hartshorne. Frente a esta concepción a la que denominaba como excepcionalista por centrarse en lo único (la región, el paisaje), Schaefer abogaba por una geografía estandarizada, en cuanto a los métodos, con el resto de las ciencias, que tuviera por objetivo fundamental “la formulación de leyes que rigen la distribución espacial de ciertas características en la superficie de la tierra”.
Modelo de Johann von Thünen de usos del suelo agrícola. El punto negro representa una ciudad.
1) Agricultura intensiva (en blanco).
2) Bosques para leña.
3) Agricultura extensiva, campos de cultivo.
4) Ganadería extensiva.
Otros hitos importantes en la revolución cuantitativa serán la publicación en 1962 de la obra Theoretical Geography de William Bunge. Para esta fecha la nueva geografía se había desarrollado bastante en los Estados Unidos a partir de las universidades de Wisconsin (Madison) y de Washington (Seattle), donde se formaron importantes geógrafos cuantitativos como Brian J.L. Berry y Richard L. Morrill. Desde Estados Unidos el movimiento se transmitió pronto a Gran Bretaña y a Suecia. En otros países como Francia o España, donde la concepción regionalista y paisajística tenía una fuerte influencia, la recepción de esta nueva visión de la geografía y de sus métodos fue mucho más tardía, ya que se prolongo hasta finales de los años 60 principios de los 70 y además su influencia fue considerablemente inferior. La geografía cuantitativa recuperará autores y obras más o menos olvidadas o no tenidas en cuenta antes por la geografía como la Teoría de los lugares centrales de Walter Christaller (Los lugares centrales en la Alemania meridional, 1933) o J. von Thünen (1783-1850) sobre la distribución de los usos agrícolas del suelo.
Pero la geografía cuantitativa no sólo incorporó nuevos métodos y un nuevo objeto de estudio (la explicación de la distribución de fenómenos sobre la superficie terrestre) sino que influyo también en la reformulación de la tradición ecológica y de la tradición regional que siguieron, por lo tanto, estando presentes en el trabajo geográfico desde estas nuevas posiciones y desde las concepciones tradicionales. Edward Ackerman en 1963 afirmaba que el problema fundamental de la geografía era “nada menos que la comprensión del enorme sistema de interacción que comprende toda la humanidad y su medio ambiente natural sobre la superficie terrestre”, con lo que reafirmaba, de forma renovada, un campo de estudio tradicional. Así mismo dentro de la geografía física se explora la utilidad de nuevas concepciones como la de ecosistema, geosistema o ecología del paisaje. El estudio de la región también se replantea. Aparece, en estrecha relación con el desarrollo de una subdisciplina económica, la ciencia regional, el concepto de región polarizada o funcional. La región deja de considerarse un paisaje homogéneo para empezar a caracterizarse como un sistema de relaciones funcionales, donde sus distintos elementos y muy especialmente la metrópoli regional, aparecen cohesionados por flujos de todo tipo (de gentes, bienes, capitales, información…). En el campo de la geografía urbana se dejará notar el influjo de la escuela de ecología humana de Chicago liderada por Robert E. Park, especialmente por su atención a la organización espacial de las ciudades (modelo zonal de Burguess y Hoyt).

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